Lola, la señora del aseo.

 

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Ella es Lola, una de las muchas señoras del aseo de mi edificio. Lola trabaja todos los días de lunes a domingo yendo a casas y apartamentos en diferentes partes de Bogotá. En este día acompañé a Lola a un día de su trabajo en uno de los apartamentos en los que trabaja.

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Lola empieza siempre su rutina de la misma manera. «Es más fácil si ya tengo un orden en lo que voy a hacer» dijo ella. De esta forma vi que le gustaba limpiar primero.

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Se encarga hasta de la ropa de los dueños de la ropa. Lo increíble es que solo tiene 1 hora y media por apartamento al que va. O sea que hace muchas cosas al mismo tiempo, por eso deja la lavadora funcionando mientras limpia otras cosas.

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Así mientras la lavadora funciona, Lola puede dedicarse a lavar los platos y arreglar la cocina. No le tomó más de 10 minutos acabar con la cocina, tiene una habilidad increíble para lavar y limpiar los platos. Todo al final estaba muy impecable. 

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Cuando acaba la cocina, y mientras la lavadora y secadora siguen funcionando. Lola se encarga de ordenar los cuartos y tender las camas. Se toma su tiempo con cada cama en dejarla bien arreglada.

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Luego de esto, se dedica a barrer y trapear el apartamento. Esto le toma alrededor de 20 minutos, cuando acaba acá pasa a planchar la ropa de la lavadora y secadora.

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«Aquí si muchas veces nunca acabo y lo dejo para otro día, hay veces en las que los dueños dejan mucha ropa» dice Lola. Me contó que planchar ya era parte de su día normal, ella plancha todos los días en cualquiera de los hogares a los que va.

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Ya cuando acaba de planchar, y guarda la ropa que falta por planchar para después, se encarga de cerrar todas las ventanas y bajar la cortinas. Se empieza a organizar para su salida a otro apartamento y seguir con su trabajo. «Posiblemente y muy seguramente me toque hacer lo mismo que hice hoy acá» me dijo mientras se ponía su chaqueta.

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Esta es la ultima foto de ella, ya lista para seguir con su día. Lo increíble fue la rapidez con la que hizo tanto trabajo, solo se demoró 1 hora y media. «Esperemos que no llueva hoy Sebas» me dijo antes de despedirnos.

En esta parte del día en la que estuve con ella pude entender la dificultad con la que esta señora desempeña su labor, todo esto para poder conseguir el dinero que necesita para mantener a su familia. Me dijo que 3 de sus hijas también trabajaban como ella, aseando hogares de diferentes partes de Bogotá. «Toca de una forma u otra ganarse la vida» me dijo mientras tomaba un vaso de agua antes de salir.


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